CATALINA DE MEDICI

Catalina de Médici (Florencia, Italia, 13 de abril de 1519 - Castillo de Blois, Francia, 5 de enero de 1589) fue una noble italiana, hija de Lorenzo II de Médici y Magdalena de la Tour de Auvernia. Como esposa de Enrique II de Francia, fue reina consorte de Francia desde 1547 hasta 1559. En dicho país es más conocida por la francofonización de su nombre, Catherine de Médicis.

En 1533, a los catorce años, Catalina contrajo matrimonio con Enrique, segundo hijo de los reyes Francisco I y Claudia de Francia. Durante su reinado, Enrique apartó a Catalina de los asuntos de estado en favor de su amante, Diana de Poitiers, quien ejercía una gran influencia sobre el monarca. Sin embargo, la muerte de Enrique empujó a Catalina a la arena política como madre del frágil rey de quince años, Francisco II. A la muerte de este en 1560 Catalina pasó a ser regente del nuevo rey, su hijo de solo diez años Carlos IX, lo que le concedió amplios poderes. Tras la muerte de Carlos en 1574, Catalina volvió a jugar un papel clave en el reinado de su tercer hijo, Enrique III, del cual fue consejera casi hasta sus últimos meses de vida.

Los tres hijos de Catalina reinaron en una etapa de constantes guerras civiles y religiosas en Francia. Los problemas que enfrentaba la monarquía eran complejos y de enormes proporciones. Al principio Catalina hizo concesiones a los rebeldes protestantes franceses, los hugonotes. Sin embargo, nunca comprendió las cuestiones teológicas que impulsaron su movimiento, por lo que más tarde la ira y la frustración la llevaron a aplicar líneas más duras en su política contra ellos. Como consecuencia, llegó a ser culpada de las incesantes persecuciones contra los hugonotes desarrolladas durante los reinados de sus hijos, en particular de la Matanza de San Bartolomé en 1572, en la que fueron asesinados miles de hugonotes en París y por toda Francia.

Algunos historiadores han exculpado a Catalina de las peores decisiones de la corona francesa, aunque las evidencias de su crueldad se encuentran en sus cartas. En la práctica, su autoridad estuvo siempre limitada por las guerras civiles, por lo que sus decisiones políticas pueden considerarse como intentos desesperados por mantener a la dinastía Valois en el trono de Francia. En esta línea, su mecenazgo de las artes también fue un intento de glorificar a una monarquía cuyo prestigio estaba en franca decadencia. Es improbable que sin Catalina sus hijos se hubieran mantenido en el poder, y no en vano los años de sus regencias también se conocen como «la era de Catalina de Médici», pues de acuerdo con uno de sus biógrafos, Mark Strage, Catalina fue la mujer más poderosa del siglo XVI en Europa.

Catalina nació en Florencia como Caterina Maria Romula di Lorenzo de' Medici en el seno de la familia Médici, los gobernantes de facto de la próspera ciudad toscana, donde comenzaron como banqueros y se hicieron ricos y poderosos con la financiación de numerosas monarquías europeas. El padre de Catalina, Lorenzo II de Médici, fue nombrado duque de Urbino por su tío, el papa León X, pero el título fue heredado por Francesco Maria della Rovere a la muerte de Lorenzo. Por ello, aunque Catalina era hija de un duque, no era de alta cuna. Sin embargo, su madre Magdalena de la Tour de Auvernia, condesa de Boulogne, pertenecía a una de las más destacadas y antiguas familias de la nobleza francesa, prestigiosa ascendencia maternal que beneficiaría el posterior matrimonio de Catalina como Princesa Real de Francia.

Según un cronista contemporáneo, cuando Catalina nació sus progenitores se alegraron tanto «como si hubiera sido un niño». Magdalena murió el 28 de abril de ese año por culpa de una sepsis puerperal y Lorenzo el 4 de mayo a causa de la sífilis. La joven pareja había contraído nupcias el año anterior en Amboise como parte de una alianza entre el rey Francisco I de Francia y el papa León X en contra del emperador Maximiliano I del Sacro Imperio. El rey francés quiso que Catalina fuera criada en la corte francesa, pero el papa León tenía otros planes para ella: casarla con el hijo ilegítimo de su hermano, Hipólito de Médicis, y ponerlos a gobernar Florencia.

El cuidado de Catalina recayó primero en su abuela paterna, Alfonsina Orsini, esposa de Piero de Médici, pero a la muerte de esta en 1520 la niña se unió a sus primos y fue criada por su tía, Clarice Strozzi. El fallecimiento del papa León X en 1521 interrumpió brevemente el poder de los Médici, pero solo hasta la elección pontificia del cardenal Giulio de Médici como papa Clemente VII en 1523. El nuevo papa alojó a Catalina en el palacio Medici Riccardi de Florencia y las gentes de la ciudad comenzaron a llamarla duchessina en deferencia a su infructuosa reclamación del ducado de Urbino.

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