GLADIADORES ROMANOS

Un gladiador (del latín: gladiātor, de gladius 'espada') era un combatiente armado que entretenía al público durante la República y el Imperio romano en confrontaciones violentas contra otros gladiadores, animales salvajes y condenados a muerte. Algunos gladiadores eran voluntarios que arriesgaban sus vidas y su posición legal y social al presentarse en la arena. La mayoría eran menospreciados por ser esclavos, educados en duras condiciones, marginados socialmente y segregados incluso tras la muerte. Independientemente de su origen, los gladiadores ofrecían a los espectadores un modelo de la ética militar de Roma y, al combatir o morir con dignidad, podían inspirar admiración y reconocimiento popular.

Su origen es dudoso. Hay evidencias de esta práctica en los ritos funerarios durante las guerras púnicas del siglo III a. C., y pronto se convirtió en un rasgo esencial de la política y de la vida social del mundo romano. Su popularidad conllevó que se utilizaran en ludi cada vez más lujosos y costosos.

Los juegos de gladiadores se prolongaron durante casi mil años, alcanzando su apogeo entre el siglo I a. C. y el siglo II d. C. Finalmente decayeron durante los primeros años del siglo V tras la adopción del cristianismo como religión estatal del Imperio romano en 380, aunque las venatio (caza de bestias) continuó hasta el siglo VI.

Se les representó tanto en la alta cultura como en la cultura popular, en objetos preciosos o comunes en todo el mundo romano.

Las primeras fuentes bibliográficas pocas veces coinciden sobre el origen de los gladiadores y los juegos de gladiadores. A finales del siglo I a. C., Nicolás de Damasco consideraba que provenían de la costumbre de los etruscos de celebrar combates a espada entre parejas en los funerales. Una generación más tarde, Tito Livio escribió que se realizaron por primera vez en el año 310 a. C. por los campanios en celebración de su victoria sobre los samnitas. Mucho tiempo después de dejarse de celebrar de los juegos, el erudito Isidoro de Sevilla, del siglo VII d. C., derivó el término latino lanista (gerente de gladiadores) de la palabra etrusca para «carnicero», y el título de caronte (asistente vestido como Caronte que comprobaba la muerte del gladiador) venía de Charun, psicopompo del submundo etrusco. Esta opinión fue aceptada y repetida en la mayoría de las primeras historias modernas de los juegos.

Una revisión de los testimonios pictóricos respalda un origen campanio, o al menos un préstamo, de los gladiadores y los juegos. Campania albergó las primeras escuelas de gladiadores conocidas (ludi). Frescos en tumbas de la ciudad campania de Paestum (siglo IV a. C.) muestran parejas de luchadores, con cascos, lanzas y escudos, en un propiciatorio rito de sangre funerario que anticipa los primeros juegos de gladiadores romanos. En comparación con estas imágenes, la prueba de respaldo de las pinturas de tumbas etruscas es dudosa y tardía. Los frescos de Paestum pueden representar la continuación de una tradición mucho más antigua, adquirida o heredada de los colonos griegos del siglo VIII a. C.

Livio sitúa los primeros juegos de gladiadores romanos (264 a. C.) en la primera etapa de la primera guerra púnica de la República romana contra Cartago, cuando Decimus Iunius Brutus Scaeva hizo que tres parejas de gladiadores lucharan hasta la muerte en el Foro del mercado de animales de Roma (Foro Boario) para honrar a su padre muerto, Brutus Pera. Se describe como un munus (plural: munera), un deber memorial que sus descendientes debían a los manes de un antepasado muerto. El desarrollo de los munus y sus tipos de gladiadores se vio influenciado en gran medida por el apoyo de Samnio a Aníbal y las subsiguientes expediciones punitivas contra los samnitas por parte de Roma y sus aliados campanos; el tipo de gladiador más antiguo y mencionado con mayor frecuencia fue el samnita.

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