EMILIA PARDO BAZÁN

Emilia Pardo-Bazán y de la Rúa-Figueroa, o simplemente Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 16 de septiembre de 1851-Madrid, 12 de mayo de 1921), condesa de Pardo Bazán, fue una noble y novelista, periodista, feminista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante española introductora del naturalismo en España. Fue una precursora en sus ideas acerca de los derechos de las mujeres y el feminismo. Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo. Entre su obra literaria una de las más conocidas es la novela Los pazos de Ulloa (1886).

Emilia Pardo Bazán era hija de una familia gallega noble y muy pudiente de España: el conde pontificio de Pardo-Bazán, José María Pardo-Bazán y Mosquera, título que Alfonso XIII le concedió a ella en 1908, y Amalia María de la Rúa-Figueroa y Somoza. Su padre, convencido sobre los derechos de la mujer, le proporcionó la mejor educación posible, fomentando su amor por la literatura. Además de la residencia de la calle Tabernas, la familia poseía otras dos casas, una cerca de Sangenjo, y la otra en las afueras de La Coruña, el Pazo de Meirás. A la edad de nueve años ya empezaba a mostrar un gran interés por la escritura. En la biblioteca paterna encontró acceso a una gran variedad de lecturas; declaró que sus libros preferidos entonces fueron Don Quijote de la Mancha, la Biblia y la Ilíada. En la casa de La Coruña leyó además La conquista de México de Antonio de Solís y las Vidas paralelas de Plutarco. Los libros sobre la Revolución francesa le fascinaban. Durante las estancias familiares de invierno en Madrid, Emilia asistía a un colegio francés protegido por la Real Casa donde fue introducida en la obra literaria de La Fontaine y Jean Racine —lo que le sería especialmente útil posteriormente, dados sus frecuentes viajes a Francia para conectar con el mundo literario europeo y conocer y tratar a relevantes autores como Victor Hugo—. A los doce años la familia decidió quedarse en La Coruña durante los inviernos y allí Emilia estudió con instructores privados. Se negó a seguir las modas que limitaban a las mujeres al aprendizaje de la música y la economía doméstica. Recibió una formación sobre todo tipo de materias con atención especial a las humanidades y a los idiomas, llegando a manejar con soltura el francés, el inglés y el alemán. No pudo acudir a la universidad, vetada para las mujeres por lo que los avances científicos y filosóficos los siguió a través de los amigos de su padre y de los libros.

Se casó a los 16 años con José Quiroga y Pérez Deza, también de familia hidalga; él tenía 19 años y todavía era estudiante de derecho. La relación era bien vista por los padres de ambos. La boda se celebró en 1868 en Meirás y después de la misma, la pareja recorrió España. El matrimonio no se separó de su familia y durante años vivieron con sus padres y viajaron por Europa.

En 1869 ella y su marido se trasladan a vivir a Madrid cuando el padre, José Pardo, fue elegido Diputado a Cortes tras la Revolución de 1868. Cuando éste dejó su escaño, los cuatro emprendieron un viaje de varios meses a Francia e Italia. Partidaria del carlismo durante el Sexenio Revolucionario, según Isaak Pavlovski Pardo Bazán llegó incluso a traficar armas para los defensores de Don Carlos, aunque años después abandonaría esta causa.

Emilia publicó las crónicas de este viaje en el diario El Imparcial —recogidas después en uno de sus libros de viajes, Por la Europa católica (1901)—, y en ellas denunció la necesidad de europeización de España, recomendando viajar al menos una vez al año como medio para educarse.

Según los documentos de la época, su marido José Quiroga era tranquilo y reservado. El matrimonio mantenía una buena armonía, ella lo apoyaba en sus estudios de abogacía y él valoraba los intereses intelectuales de su esposa. Pasaron ocho años de matrimonio hasta tener su primer hijo, Jaime (1876); después nacieron Blanca (1879) y Carmen (1881). En los años siguientes la relación matrimonial se resintió, más a causa de los trabajos intelectuales y literarios de ella que por causas personales, aseguran los cronistas.

En 1876 se dio a conocer su primer trabajo como escritora con Estudio crítico de las obras del padre Feijoo, un ensayo sobre este intelectual gallego del siglo XVIII por el que la escritora siempre tuvo gran admiración, posiblemente por su obra avant la lettre. Con la obra ganó un premio, compitiendo en este certamen con Concepción Arenal. En el mismo año publicó su primer libro de poemas, Jaime, que dedicó a su hijo recién nacido, editado por Francisco Giner de los Ríos.

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